Como todos los años, Mundus maris participó en la agenda de eventos de Good Food en Bruselas, nuevamente como la única voz para brindar información esencial a los consumidores de pescado y mariscos sobre lo que constituyen productos legales. Eso significa, productos que proporcionan información obligatoria sobre la especie, el abastecimiento regional, el método de producción y si es fresco o congelado. El 19 de octubre los vendedores de pescado en el mercado de Flagey se encontraban entre los que pedían información.

A pesar de la lluvia en la madrugada, la gente quien vende diferentes productos en el mercado y muchos clientes estaban interesados ​​en informarse sobre lo que constituye el pescado producido de manera sostenible, dónde podría obtenerse y en qué había que fijarse al comprar.

El mercado de fin de semana en Place Flagey es popular y atrae a un público muy diverso. Dos vendedores de pescado y varias tiendas minoristas permanentes en las cercanías ofrecen principalmente pescados y mariscos marinos. Uno puede ver el cuidado al desplegar la pantalla, sin embargo, en su mayoría aún desconocen el etiquetado de la legislación Europea. Esto también es aplicable en Bélgica; se requiere que se proporcione la siguiente información a los clientes: el nombre del pescado, el (sub)área de la FAO, donde se ha capturado el pez (por ejemplo, el Mar Céltico), el equipo con el que se ha sido capturado (por ejemplo, arrastre), ya sea que haya sido capturado en el medio del mar abierto o producido por acuicultura, ya sea fresco o congelado, el nombre y el contacto del productor.

De hecho, la investigación de mercado del año pasado reveló que gran parte de esta información, y a veces más, es proporcionada por vendedores al por mayor, que son controlados regularmente. Pero la información no es transmitida a los consumidores por los minoristas porque se verifican los estándares de higiene (generalmente buenos), pero no para un etiquetado preciso.

Como algunos ni siquiera indican el nombre del pescado que se ofrece, el cliente no puede estar seguro de lo que recibe. Especialmente en los restaurantes, la falta de etiquetado o incluso la venta de una especie de pescado (generalmente de menor precio) por otra, es más común de lo que uno puede suponer según un estudio de 2015 realizado por un equipo de la Universidad Católica de Lovaina revelado gracias al análisis de ADN de docenas de muestras en restaurantes.

Un folleto conciso (página uno, página dos - FR) resumió la información clave para llevar a casa y sentirse mejor informado en la próxima compra. Muchos tampoco estaban al tanto de las grandes cantidades de peces de menor tamaño y aún en crecimiento que entran en las cadenas de comercialización en Europa, lo que socava la sostenibilidad de la pesca. Igualmente atraen la atención los marcapáginas de Mundus maris con nuestras mascotes y los piscímetros para el Mar del Norte y el Báltico. Estos muestran el lamentable estado de cosas que debe abordarse con urgencia y que permitirían recuperar la pérdida de productividad de los recursos.

Dichas actividades de información siguen siendo una necesidad, aunque notamos de un año a otro una creciente conciencia de prestar más atención a la producción y el consumo sostenibles. En última instancia, debe ser responsabilidad de los productores, vendedores y agencias de protección al consumidor, asegurarse, de que los consumidores puedan confiar en la información precisa de lo que compran.