Índice del artículo

¿Qué hemos aprendido hoy en la escuela?

Una mesa redonda sobre cómo utilizar las experiencias actuales para enfrentar los desafíos futuros del océano, concluyó la sesión plenaria formal.

Luego llegó el momento de cerrar el día con un poco más de interacción entre las múltiples exhibiciones de herramientas pedagógicas e informativas desarrolladas. Así se llegó a una variedad de audiencias diferentes. Se produjo una sesión improvisada con dos eurodiputados, Ricardo Serrão y Gesine Meissner, ambos muy activos en asuntos oceánicos en el Parlamento Europeo.

Gesine Meissner es la enviada especial del Presidente del Parlamento Europeo para Asuntos Marítimos y presidenta de un gran Intergrupo de Mares, Ríos, Islas y Áreas Costeras en el PE. Invitó a los participantes a la primera Conferencia de Alto Nivel titulada "Océanos, el futuro del planeta azul" programada para la tarde del día siguiente. Era la primera vez que tal evento tuvo lugar en el hemiciclo.

Con algunas preguntas y respuestas más, un montón de intercambios y alguna copa, el primer día de los diálogos del océano llegó a su fin.

En el segundo día se fomentaron las discusiones en mesas paralelas para obtener información clave sobre los problemas planteados durante el día anterior.

Los resultados se contrastarán con la producción de los dos proyectos para su consolidación o amplificación.

Un panel final presentó (de izquierda a derecha en la foto) Francesca Santoro de la Unesco, Gordon Dalton del Consorcio Internacional de Asociaciones de Personal de Investigación, Dominik Littfass de HELCOM y Gail Scrowcroft de la Universidad de Rhode Island.

Los panelistas advirtieron que los resultados de los proyectos tal como se presentaron podrían no ser lo suficientemente sólidos, ya que se había producido poca interacción con los principales grupos empresariales.

Consideraron que el tiempo se estaba acabando de repetir sin más mensajes generales ya conocidos en gran parte. Entonces sería poco realista esperar que el cambio realmente suceda.

El diálogo con la audiencia ilustró cuánto se necesitaba para hacer realidad una visión de un océano saludable en 2050. También sería necesario un espacio amplio que comprendiera equilibradamente las necesidades de energía, comunicación y movilidad, producción de alimentos y recreación. La planificación del espacio marino tendrá que desempeñar un papel importante en la reducción de conflictos entre las diferentes demandas de espacio y recursos.

Se habló sobre el equilibrio entre la legislación, los incentivos y las evaluaciones de riesgo. Cuando los riesgos se vuelven difíciles de calibrar, es probable que los inversores se mantengan alejados o se retiren. Esto se puede observar en este momento en algunas áreas como él de la industria del carbón. Una agenda de investigación más amplia se consideró útil para una mejor comprensión de las principales tendencias y la identificación de áreas críticas que podrían ser palancas de un cambio más rápido en la dirección correcta.

Durante la sesión plenaria de clausura, también se pidió a los jóvenes profesionales que tomasen la palabra. Se refirieron al hecho de que se habían limitado en gran medida a trabajar en sus propios talleres paralelos, no interviniendo en el escenario. Habían esperado también más diálogo con ellos.

Por lo tanto, no fue del todo fácil para que todos coincidieron desde diferentes puntos de partida en los problemas en general complejos. A parte de esto todavía había mucho aprendizaje útil para llevarse a casa y trabajar con ello.

Entre otros, sobre la base de este y de los diálogos anteriores, los proyectos necesitan desarrollar una especie de manifiesto sobre los participantes de IIR y OL. Otras personas interesadas pueden participar y dar su apoyo. Se requiere mucha más ciencia comprometida de manera crítica como la actual investigación, especialmente en todas las áreas relacionadas con la gestión de los océanos.

Obtenga su propia impresión de la documentación visual del día 1 del diálogo.

 

Traducción castellana de Marianne Braun Richter y de Elena Bondín.